Sana Doctrina, Santidad y La Gracia de Dios
Predicador Reformado - Heraldo de las buenas nuevas - Atalaya - Esclavo de Cristo - Soldado de Jesucristo

Predicas Cristianas Sana Doctrina


2 Timoteo 4
1 Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: 2 Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción. 3 Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oídos, acumularán para sí maestros conforme a sus propios deseos; 4 y apartarán sus oídos de la verdad, y se volverán a mitos. 5 Pero tú, sé sobrio en todas las cosas, sufre penalidades, haz el trabajo de un evangelista, cumple tu ministerio.

TITO 2 

Enseñanza de la sana doctrina

 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.

Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia.

Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;

que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,

a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes;

presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad,

palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se averg:uence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.

Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones;

10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,

12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,

13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis